El Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid ha clausurado hoy la Cumbre Internacional ICAM 2025 Iberoamérica, un encuentro que durante dos días ha reunido a más de un centenar de expertos, juristas, académicos y líderes institucionales para debatir el futuro compartido de la región bajo el lema “Iberoamérica en acción: compromisos para un futuro compartido”.
El acto de clausura ha contado con una intervención inspiradora de María Fernanda Espinosa Garcés, expresidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas y actual directora ejecutiva de GWL Voices, quien ha ofrecido una keynote combinando una reflexión geopolítica, compromiso ético y un llamado a la acción desde la emoción personal.
A continuación, la clausura institucional de la Cumbre ha corrido a cargo de la diputada de la Junta de Gobierno del ICAM, Teresa Mínguez, impulsora de la Cumbre Iberoamericana del ICAM y del Decano Eugenio Ribón, quienes agradecieron a los participantes su compromiso con los principios de justicia, equidad y cooperación que inspiran la acción del Colegio.

Además, durante el cierre se ha desarrollado una mesa plenaria de clausura, titulada “Iberoamérica en acción: compromisos para un futuro compartido”, moderada por Eugenio Ribón, decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid, y que ha contado con la intervención de Alfonso Dastis, embajador de España en Hungría y exministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España; Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano; Luis Martí Mingarro, exdecano del ICAM y expresidente de la UIBA; y Eduardo Ferrer, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Llamado urgente a renovar el multilateralismo y el Estado de Derecho
María Fernanda Espinosa Garcés advirtió en su intervención sobre el debilitamiento del multilateralismo en un mundo cada vez más multipolar, marcado por una profunda crisis de solidaridad internacional. Señaló que la ayuda oficial al desarrollo cayó un 7% el año pasado y podría reducirse hasta un 40% este año, afectando directamente a millones de personas.
La expresidenta de la Asamblea General alertó sobre el impacto de esta reducción en el acceso a salud y nutrición para 14 millones de personas, en un contexto global donde aumentan la desigualdad, la inseguridad alimentaria y los conflictos armados.


Sobre América Latina y el Caribe, Espinosa denunció el deterioro del Estado de Derecho y la violencia estructural, especialmente contra las mujeres, sin perder de vista el potencial transformador de la región: “Una mujer es asesinada cada 10 minutos en América Latina. Y una de cada diez vive en situación de pobreza extrema. Pero quiero ser clara: estos desafíos, por graves que parezcan, no nos definen”, señaló.
Destacó la resiliencia, creatividad y capital humano de Iberoamérica como claves para superar los desafíos actuales, apostando por una mirada de futuro basada en las capacidades propias de la región.
Para afrontar los retos del presente y del futuro, la expresidenta de la Asamblea General propuso tres pilares: profundizar la cooperación regional, promover un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo, y fortalecer la participación ciudadana y el espacio cívico. “Tenemos el reto de pensar en grande, de abrazar la complejidad con ambición y actuar con eficacia”, concluyó. “Transformar las sociedades y las democracias es una tarea colectiva. No podemos esperar a que otros lo hagan. El momento de actuar es ahora”.
La Abogacía como puente estratégico entre Europa e Iberoamérica
La diputada de la Junta de Gobierno del ICAM, Teresa Mínguez, ofreció una intervención con una marcada visión estratégica, destacando que la relación entre Europa e Iberoamérica “no es solo una afinidad cultural: es una necesidad mutua”. En un contexto de incertidumbre geopolítica, transiciones tecnológicas y reconfiguración de cadenas globales, Mínguez subrayó que “la alianza birregional es una oportunidad real de cooperación estable y mutuamente beneficiosa”.
La también responsable de Relaciones Internacionales del ICAM puso el foco en el impacto que tendrá la futura ratificación del Acuerdo de Asociación entre la UE y Mercosur, que creará “un espacio económico de más de 770 millones de personas” y exigirá a la abogacía acompañar su implementación con rigor técnico y conocimiento especializado. “Detrás de estos flujos de inversión, de comercio y de tecnología hay necesariamente marcos jurídicos sólidos que generen confianza. Esa es nuestra función”, afirmó.

Finalmente, Mínguez defendió el papel clave de los colegios de abogados en la formación de perfiles jurídicos capaces de operar en ambos lados del Atlántico: “Necesitamos abogados formados internacionalmente, con sensibilidad intercultural y capacidad para anticipar riesgos jurídicos en un entorno global. Esta Cumbre, y toda la red que construimos desde el ICAM, es una herramienta para lograrlo”, concluyó.
Por su parte, el Decano del ICAM, Eugenio Ribón, en su intervención de clausura subrayó el papel del ICAM como espacio de encuentro y liderazgo jurídico en la región iberoamericana: “No hemos venido a contemplar el futuro, sino a construirlo. Esta Cumbre es una muestra de que Iberoamérica tiene mucho que decir, y aún más que hacer”. Ribón recordó que la región representa al 10% del PIB mundial y que la comunidad jurídica iberoamericana comparte una “densidad institucional, cultural y normativa que constituye un activo estratégico para afrontar los desafíos globales”.
El decano anunció nuevas alianzas del ICAM con instituciones clave como la Corte Interamericana de Derechos Humanos y puso en valor el papel de la abogacía como agente transformador: “La abogacía no solo interpreta las normas: las transforma, aporta seguridad donde hay incertidumbre y construye puentes de entendimiento”, aseguró.

Asimismo, defendió la creación de ICAM Universidad como plataforma de excelencia jurídica al servicio de toda Iberoamérica y subrayó la necesidad de consolidar la comunidad jurídica como “un proyecto de futuro, más justo, más cohesionado y más democrático”. “Necesitamos hacer valer ese legado común para afrontar los desafíos globales desde una voz compartida”, concluyó.
Plenaria de clausura: Debate sobre la identidad y los desafíos de Iberoamérica
En la mesa plenaria de clausura, Alfonso Dastis, embajador de España en Hungría y exministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, inauguró el debate poniendo en duda la existencia de Iberoamérica como una verdadera unidad política o institucional. “Iberoamérica no existe como realidad política o institucional, como realidad de integración de una región, no por falta de intentar…”, afirmó. Comparó la región con la Unión Europea, que ha alcanzado cohesión gracias a un compromiso político duradero y un sólido sistema jurídico, aspectos aún débiles en Iberoamérica. Asimismo, señaló la influencia de Estados Unidos como un factor que contribuye a la fragmentación regional.
En la misma línea, Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano, resaltó la fragmentación política y económica que afecta a la región. “La región se encuentra fragmentada y con relaciones internas conflictivas, necesitándose mayor liderazgo político y compromiso concreto”, destacó. Subrayó que la relación con Estados Unidos funciona como un obstáculo para la integración, al priorizar intereses nacionales por encima de los colectivos. Para avanzar hacia una mayor unidad, consideró fundamental superar las ideologías extremas y los populismos aún presentes.





Por su parte, Luis Martí Mingarro, exdecano del ICAM y expresidente de la UIBA, ofreció una perspectiva centrada en la dimensión emocional y cultural de Iberoamérica, describiéndola como una “comunidad emocional, basada en el idioma y en la historia compartida, más que en estructuras políticas.” Señaló que la verdadera fortaleza de la región reside en ese lazo sentimental que trasciende los marcos institucionales. “Ese vínculo emocional nos une como una comunidad de sentimientos, no solo de hechos políticos”, concluyó.
Desde el ámbito judicial, Eduardo Ferrer, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, enfatizó la relevancia de la independencia judicial como pilar para el Estado de Derecho y la democracia en Iberoamérica. “Sin independencia judicial no puede existir el Estado de Derecho, y sin Estado de Derecho, no puede existir la democracia”, afirmó categóricamente. Explicó que la Corte Interamericana de Derechos Humanos desempeña un papel clave en la identificación de retrocesos en derechos fundamentales, vinculados a la crisis institucional en varios países. Además, destacó la importancia del proceso abierto para la elaboración de una opinión consultiva sobre el derecho humano a la democracia, que está disponible para aportaciones hasta el próximo 3 de octubre. Este documento busca profundizar en la relación entre democracia y derechos humanos, y aunque no establece explícitamente la existencia de un derecho humano a la democracia, la Carta Democrática Interamericana reconoce que los pueblos tienen derecho a la democracia y que los gobiernos deben protegerla. Ferrer resaltó que esta iniciativa representa una oportunidad decisiva para fortalecer las instituciones democráticas y garantizar un marco jurídico eficaz frente a los retos actuales como la pobreza, inseguridad, corrupción e impunidad. En definitiva, subrayó el papel indispensable de la Corte para fomentar una democracia robusta y el pleno respeto de los derechos humanos en la región.
