Todos los medios jurídicos, y buena parte de los nacionales, recogían a finales de julio los resultados del I Estudio sobre salud mental de la abogacía, destacando de manera unánime el alto porcentaje de profesionales de la abogacía que han sufrido ansiedad, estrés o alteraciones emocionales.
Lo que no destacaban los medios es que, una vez roto el estigma que rodea la salud mental y emocional en el mundo jurídico, el ICAM ha decidido redoblar sus esfuerzos para transformar la cultura del bienestar integral en el sector legal y promover un entorno de trabajo más saludable y equilibrado.
Como primera medida, a lo largo de todo el mes de agosto se mantendrá activa una campaña de prevención para fomentar el cuidado de la salud mental.
En ella, se recuerdan algunos de los hallazgos del estudio impulsado por la Fundación ICAM Cortina y publicado en el número de verano de la revista Otrosí. Como que el 65% de los profesionales de la abogacía madrileña asegura haber tenido ansiedad en los últimos 12 meses, o que cerca de la mitad indican que su estilo de trabajo les impide pasar tiempo con su familia y amigos.
Gracias a la encuesta realizada a más de un millar de letrados del ICAM, también sabemos que un alto porcentaje sigue sin sentirse cómodo para hablar con sinceridad en el trabajo sobre sus preocupaciones o posibles dolencias que afecten a su bienestar psicológico y mental, y específicamente que cuatro de cada diez no lo hacen por miedo a que hablar de ello les pueda generar un impacto negativo en su trayectoria profesional u oportunidades laborales.
Otros de los aspectos revelados en el estudio que los colegiados más jóvenes son, a su vez, los más propensos a ver su trabajo como un factor de malestar en su vida, pues seis de cada diez menores de 30 años afirman que la profesión tiene un impacto negativo en su estado mental y psicológico, y tan solo el 16% califica el trabajo como influencia positiva.
Ser abogado también es cuidar de la salud mental
Por todo ello, el spot publicitario recuerda que ser abogado es sin duda amar la profesión, pero también lo es cuidar de la salud mental de uno mismo.
Y en esa labor, la abogacía madrileña tiene en el Colegio un programa integral de apoyo, que abarca desde sesiones individuales de coaching y talleres grupales hasta una línea de apoyo psicológico atendida desde las 10 de la mañana hasta las ocho de la tarde por terapeutas especializados en primera atención y acompañamiento.
Uno de estos especialistas, el psicólogo clínico Joan Francesc Serra Pla, recordaba en una entrevista publicada en la revista colegial que “la demanda más frecuente es la ansiedad, seguida del burnout y el estrés laboral, pero también llegan demandas de todo tipo: problemas interpersonales, insomnio, duelo, situaciones de alto impacto emocional vivido, sintomatología depresiva, etcétera. Los síntomas de depresión, como cansancio, apatía, tristeza, llanto, o desmotivación, también son frecuentes. En muchas ocasiones no saben cómo manejar el malestar emocional que les generan todas estas situaciones y acuden para recibir ayuda psicológica”.
Para este terapeuta, uno de los aspectos cruciales en los que hay que poner el foco es el denominado locus de control interno, que hace referencia a la percepción del individuo de que los eventos ocurren principalmente como efecto de sus propias acciones. “Cuando aumenta la sensación de que el resultado depende de lo que yo haga, es fácil que se acaben destinando un exceso de recursos personales al trabajo y a la larga se traduzca en una sensación de mayor agotamiento”, explica.
Con todo, las iniciativas mencionadas son solo el comienzo de una estrategia más amplia y continua para mejorar la salud mental de los colegiados. De cara al futuro, el Observatorio de Bienestar de la Abogacía del ICAM, en colaboración con colegios profesionales de Psicología, Medicina y Trabajo Social, juagará un papel fundamental en la acción colegial. “Es fundamental que nuestros abogados y abogadas sepan que no están solos y que el ICAM está a su lado”, concluye el decano, Eugenio Ribón.