El ICAM pone en marcha una campaña en defensa de las abogadas amenazadas en el marco del Día Internacional de la Violencia contra la Mujer

La abogada recibe un mensaje de WhatsApp de un número desconocido con un enlace a una publicación de Facebook. Al abrirlo, contempla la imagen de una mujer que está siendo estrangulada por un hombre y un pie de foto en el que se advierte que eso mismo podría pasarle a ella. Días después, a través de otro mensaje de texto, el emisor le informa que ha salido de prisión y ha reunido el suficiente dinero para hundirle la vida. En días sucesivos, los mensajes que recibe la letrada están inspirados en la película “El Cabo del Miedo”, en la que un hombre que sale de la cárcel tras 8 años encerrado por un delito sexual, acosa y amenaza al abogado que testificó en su contra. Al poco tiempo, una de las ruedas de su vehículo aparece rajada.

Esta escena, que bien podría ser una secuela del remake dirigido en 1991 por Martin Scorsese, la sufren cada año numerosas abogadas madrileñas en el ejercicio de su profesión. Así lo han denunciado la vicedecana del Colegio de la Abogacía de Madrid, Isabel Winkels, y el diputado del ICAM responsable de Defensa de la Abogacía, Javier Mata, en el transcurso de un desayuno informativo celebrado este miércoles en la sede de la corporación madrileña.

En el encuentro, organizado en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se celebra el próximo 25 de noviembre, los responsables del ICAM han denunciado las diferentes formas en que la violencia afecta a las letradas en el desempeño de sus funciones profesionales. Desde el acoso físico o virtual hasta las agresiones directas o el trato vejatorio, el Colegio madrileño ha identificado hasta 10 tipos de violencia ejercida contra las abogadas.

“Esta Junta de Gobierno está comprometida con la defensa de las mujeres abogadas frente a cualquier tipo de trato desconsiderado y, en particular, frente a cualquier tipo de violencia. Esta abarca muchas formas que, en ocasiones, las propias profesionales pueden no tener identificadas. El objetivo de esta campaña que hoy lanzamos es, en primer lugar, que se reconozca que se está siendo víctima de una situación que como profesionales no debemos tolerar y, en segundo lugar, que se denuncie para que el Colegio actúe”, ha explicado Isabel Winkels, vicedecana del ICAM.

“Es un problema que nos preocupa. Se pueden estar dando estas situaciones sin que tengamos conocimiento de ello: los datos de los que disponemos actualmente no lo reflejan y necesitamos que, si ocurre, emerjan para poder actuar como, de hecho, hacemos cuando tenemos conocimiento de ello”, ha añadido.

Isabel Winkels, Vicedecana del ICAM y responsable de Igualdad

“Los profesionales de la abogacía estamos expuestos a situaciones incompatibles con la dignidad de la profesión y que, además, en muchos casos impiden y obstaculizan nuestro trabajo. En el caso de las mujeres, a estas situaciones hay que añadir las que sufren por razón de género: que pueden ir desde un trato vejatorio hasta el acoso físico u online. Es gravísimo, porque no solo afecta a su dignidad personal y a sus derechos, sino que vulnera el derecho de defensa. Ante estas situaciones el Colegio dispone de recursos para actuar, y la prueba son los amparos que aprobamos de forma constante. Pero para poder actuar es necesario que primero se denuncie”, señala Javier Mata, Diputado responsable de Defensa de la Abogacía.

Amparo colegial

Ante cualquier de las situaciones referidas, el ICAM recomienda dejar constancia por escrito y comunicar la incidencia al área de Defensa de la Abogacía, donde se activará de manera inmediata el protocolo de actuación en situaciones de acoso, amenazas y/o agresiones a profesionales de la abogacía.

En este documento, se recuerda que, si bien la principal amenaza para la libertad e independencia en el ejercicio de la profesión normalmente proviene de los poderes públicos y sus agentes o funcionarios, se han detectado algunas situaciones en que la inmisión en la libertad e independencia del abogado o abogada tiene su origen en el propio cliente, la parte contraria o terceros de su entorno. Frente a estos supuestos, el departamento de Defensa de la Abogacía tramitará las solicitudes de amparo colegial de las que tenga conocimiento.

Recientemente, la Junta de Gobierno del ICAM aprobó el amparo para una colegiada que sufrió “trato vejatorio y de la conducta acosadora” por parte de un cliente. Según se recoge en el informe de Defensa de la Abogacía del ICAM, “la situación de acoso padecida, no solo por las numerosas intromisiones en su libertad como directora técnica del procedimiento en el que había sido designada, sino también por las continuas amenazas que coartan y condicionan su actuación profesional, le han provocado una situación de malestar psicológico que le ha impedido desarrollar su labor profesional con normalidad”.

Javier Mata, Diputado de la Junta de Gobierno responsable de Defensa de la Abogacía

Datos 2023

De los 24 casos de amenazas sufridas en el ejercicio profesional reportados este año al departamento de Defensa de la Abogacía del ICAM, el 67% afectaban a mujeres letradas, la mayoría con edades comprendidas entre los 41 y los 50 años.

También son mujeres en su mayoría quienes denuncian los obstáculos para el ejercicio profesional derivados de la falta de flexibilidad de los Juzgados en las cuestiones relacionadas con la maternidad-paternidad o las bajas por enfermedad, con un mayor porcentaje de denegación de suspensiones a mujeres que a hombres.

“No podemos quedarnos solo en los datos, porque a veces la visibilización es importante, y en materia de acoso es una cuestión absolutamente trascendental”, ha señalado la presidenta de la Sección de Igualdad del ICAM, Estela Martín. Porque estos episodios suceden y se comentan entre las abogadas, “pero muchas veces no se da el paso de denunciar “porque no conoces muy bien cómo lo puedes hacer, o incluso en algunos casos porque llegas a normalizar determinadas conductas que no tienen en absoluto nada normal. Por eso es tan importante visibilizar estas cuestiones”, ha recalcado.

Por todo ello, el ICAM va a empezar a registrar cualquier tipo de violencia ejercida contra las letradas en su desempeño profesional, creando un área específica de atención a las mujeres abogadas.

“En nuestro ejercicio profesional, enfrentamos situaciones no necesariamente originados por actitudes y comportamientos inadecuados hacia nuestro colectivo. Es crucial recordar que, como abogados, no solo nos defendemos a nosotros mismos, sino que representamos a nuestros clientes. Es fundamental que la abogacía se practique en un entorno de respeto y seguridad, garantizando así la mejor asistencia legal para nuestros clientes, el derecho de Defensa y la necesaria dignidad de nuestra profesión”, concluye Javier Mata.

Salas Abogacía


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