El ICAM pedirá al Ministerio de Justicia la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort a título póstumo para Juan Picón

El Colegio de Abogados de Madrid llevó a cabo anoche un acto en homenaje a la memoria de Juan Picón que, tras su muerte el pasado 19 de junio, deja de luto a algunos de los despachos más influyentes que quisieron honrar la memoria de esta leyenda del Derecho.

Picón fue el primer español en asumir la presidencia de un despacho anglosajón (DLA Piper) y, desde 2018, alcanzó el puesto de socio director de la oficina en Madrid y de copresidente de la práctica latinoamericana en el despacho Latham & Watkins. Colegiado en el ICAM desde 1988, el Colgio de Abogados de Madrid le debía este homenaje por “ser un profesional de primer nivel que consiguió elevar el nivel de la Abogacía madrileña”.

El decano del Colegio, José María Alonso, inauguró el acto de homenaje recordando la trayectoria de “un referente para la abogacía madrileña y española que siempre quiso salir de su zona de confort”. Por ese motivo, por ser historia, el decano del ICAM anunció que la Junta de Gobierno, en su próxima reunión del 29 de julio, aprobaría una moción para que el Ministerio de Justicia otorgue a título póstumo la Gran Cruz de San Raimundo Peñafort a Juan Picón. “Creemos que ha hecho méritos sobrados para lograrlo”, aseguró conmocionado. 

Alonso cedió la palabra al ex presidente del Gobierno y asesor internacional en Latham & Watkins, José María Aznar, amigo personal de Picón, quien,  evitando las lágrimas, señaló que “los logros de Juan fueron extraordinarios y es un orgullo haberle tenido entre mis personas cercanas. Quiero darle las gracias”. “Dejará un vacío que nadie ocupará”, concluyó.

Los hijos del abogado, Juan y Carlos, no pudieron evitar emocionarse durante la intervención de Aznar, que dio paso a las palabras de la socia directora de DLA Piper, Pilar Menor. Menor apuntó que por las paredes del despacho de Picón vieron “crecer a sus hijos”. “Primero con fotos de pequeños, después con las cartas al mejor padre”, continuó, recordando que Picón “exigía mucho pero siempre era el primero en estar en primera línea de combate”.

En el evento también quiso intervenir el secretario de la Junta de Gobierno del ICAM, José Ignacio Monedero, que, tras rememorar momentos y anécdotas con el que fuera su amigo desde los doce años, dedicó una poesía a Picón: “Podemos llorar porque se ha ido o reír porque ha vivido”, señaló en uno de los versos. Otro de sus amigos y compañeros en DLA Piper, Javier García de Enterría, recordó como un día cualquiera haciendo atletismo por El Retiro se convirtió en el inicio de una amistad que duró hasta que la despedida fue inevitable: “Fuimos compañeros de atletismo, despacho y largas conversaciones sobre la vida, la familia y el trabajo”, explicó.

La presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, Victoria Ortega, se dirigió a los presentes rescatando los valores del directivo de Latham & Watkins y asegurando con contundencia que “era una persona con pasión, convicción y compromiso”.

Por su parte, Jaime Pérez Renovales, secretario del Consejo de Administración del Banco Santander donde Picón inició su carrera profesional, quiso destacar la fortaleza de Picón durante su enfermedad: “Siempre intentaba dar ánimos a todos los de su alrededor, incluso cuando él estaba muy enfermo”, apuntó.

Además, los compañeros de Picón en el despacho Squire Patton Boggs, Brian Hartnett y José Antonio Sánchez-Dafos, también tuvieron palabras de recuerdo a su carrera profesional, y pusieron de relieve el excelente trato de Juan Picón con sus clientes en una firma en la firma “en la que consiguió ser un líder”.

Tras las intervenciones, el decano José María Alonso entregó una placa-homenaje a la viuda de Picón, María Torralba, por “su compromiso, su excelencia, su liderazgo y su capacidad de transformación en el ejercicio de una profesión en la que se instituyó en referente internacional de primera magnitud en un tiempo nuevo”.

El acto fue clausurado por la madre del abogado que, acompañada de su nieto, se enfrentó al atril para confesar que no había sido “capaz de mirarle a los ojos durante el vídeo que se había proyectado porque, de lo contrario, no sería capaz de hablar” pero consciente de que “estar hablando aquí delante de todos vosotros es lo que a él le hubiera gustado”.

Y así, entre lágrimas, poemas, abrazos, y muchos recuerdos finalizó un paseo por la memoria de un abogado que se convirtió en leyenda en su constante búsqueda del éxito.

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