- No respeta el Derecho de Asilo y Refugio, y no cumple con los convenios internacionales de Derechos Humanos.
Tras ocho meses de intensas gestiones para dar respuesta por parte de Europa a los movimientos de solicitantes de asilo y refugio, con un alto precio en vidas humanas, sobre todo en el Mar Mediterráneo, ayer se selló un acuerdo entre la Unión Europea y Turquía.
Según las noticias publicadas en diversos medios, Turquía aceptará de forma inmediata en su territorio las personas que alcancen las costas europeas y las retendrá en su territorio, aún aquellas que pudiesen ser perseguidas y debieran ser solicitantes de protección internacional. Lo que implica desconocer el derecho individual a ser escuchado respecto a la posibilidad de recibir protección; así como de poder exponer mínimamente si su vida o integridad están en peligro si es devuelto.
Como contrapartida, este país recibirá financiación de la Unión Europea para diversos proyectos; se acelerará el proceso tendente a que no se exija visado a los ciudadanos turcos que se desplacen a países miembros de la Unión; y se reubicará en Europa, desde Turquía, un refugiado por cada inmigrante que acepten éstos.
Así de enrevesado es el Acuerdo al que parece se ha llegado entre la UE y Turquía.
Es, en toda regla, una renuncia de los países de la Unión Europea a respetar el Derecho de Asilo y de Refugio, y a no cumplir los Convenios Internacionales de Derechos Humanos.
La solución planteada y su puesta en marcha constatan un fracaso colectivo en la protección de los Derechos del Hombre y de los Derechos Humanos de la que hacía gala Europa y que, tras la Segunda Guerra Mundial había decidido no sacrificar nunca más.
Lamentablemente, la falta de entendimiento y los intereses económicos y políticos pueden más que la defensa de los Derechos Humanos.
A partir de hoy, el Sistema Europeo Común de Asilo (SECA) está en franco retroceso y la protección de los derechos de los más vulnerables, en peligro.