- Cerca de un millar de personas asisten a la ceremonia de jura de nuevos letrados del Colegio de la Abogacía de Madrid, celebrada en el Palacio de Cibeles
- El Decano del ICAM, Eugenio Ribón, recoge en una carta dirigida a los jóvenes los 17 principios básicos para triunfar en el ejercicio de la abogacía
El Colegio de la Abogacía de Madrid ha celebrado este martes en el Palacio de Cibeles la solemne ceremonia de jura de nuevos letrados, un evento que marca el inicio de la trayectoria profesional de los 200 jóvenes abogados y abogadas que, a partir de hoy, se integran formalmente en la práctica jurídica.
En presencia de centenares de asistentes que han abarrotado la Galería de Cristal del Ayuntamiento, los jóvenes han formalizado su compromiso con la defensa de los derechos, las libertades y el respeto a los valores que constituyen la esencia de la Abogacía mediante el acatamiento del ordenamiento jurídico en un acto conducido por el Secretario de la Junta de Gobierno del ICAM, José Ignacio Monedero.
En la mesa presidencial, han estado presentes (de izq a dcha); Ángel José Cervantes, Decano ICA Toledo; José Soriano, Decano ICA Valencia; Lola Fernández, Tesorera del ICAM; Ester Mocholí, Diputada del ICAM; Javier Mata, Diputado del ICAM; José Ramón Couso, Diputado del ICAM; Eugenio Ribón, Decano del ICAM; Isabel Winkels, Vicedecana del ICAM; Roberta Poza, Diputada del ICAM; Juan Manuel Mayllo, Diputado del ICAM; Ana Martin, Decana ICA Zamora; Carmen Fernández, Decana ICA Soria; Ismael Cardo, Decano ICA Cuenca; y Alberto García Barrenechea, Decano Colegio Procuradores de Madrid.
En su discurso de apertura, el decano del ICAM, Eugenio Ribón ha destacado la relevancia de este acto de carácter constitutivo para adquirir la condición plena de abogado. “La declaración pública que van a realizar no es formulismo, sino una acción personalísima que tendrá importantes alcances jurídicos y morales en sus vidas. En el instante en que, acompañado de su padrino se acerquen al libro Magno, comenzará su transformación. Un vínculo más fuerte, suplementario e indisoluble les unirá a los preceptos a los que se someten. Acatarlos no será suficiente, porque tras la jura, ustedes habrán dejado de ser ciudadanos normales para formar parte de la congregación de la abogacía, de la agrupación de los defensores de la ley, de la fraternidad que ejerce la sagrada labor de pedir justicia”.
A lo largo del evento, al que han asistido autoridades del ámbito de la justicia y la abogacía institucional, se ha puesto especial énfasis en los principios éticos y en los valores que deben guiar el ejercicio de la profesión. Así, a cada uno de los jurandos se les ha entregado una carta escrita por el decano, en la que se recogen 17 principios clave para desarrollar una carrera exitosa, larga y satisfactoria en la abogacía.
Confianza, integridad y respeto
En dicha misiva, Eugenio Ribón destaca valores fundamentales como la confianza en los demás, la integridad y la amabilidad, exhortando a los nuevos abogados a elegir siempre el lado correcto de las disputas.
“Ser buen abogado empieza por ser buena persona”, afirma el decano, destacando la integridad como el mayor tesoro que un abogado puede poseer. “Un abogado sin honestidad es una tragedia para la sociedad”, sostiene, dejando claro que el éxito de un letrado no debe medirse únicamente por los casos ganados, sino por su compromiso con principios que trascienden el mero resultado de una disputa.
Ribón también anima en su carta a los nuevos abogados a resistir las tentaciones de atajos o concesiones morales, insistiendo en que “el fin nunca justifica los medios” y que es preferible perder un caso con honor que ganar traicionando los principios éticos. “Aunque pueda parecer difícil en ocasiones, la justicia siempre prevalece”. Actuar de forma ética y justa es, para el decano, la única forma de lograr una verdadera victoria en la abogacía. La justicia, por tanto, es siempre la mejor arma del abogado.
Otros principios de la carta hacen hincapié en la importancia del equilibrio entre la vida personal y profesional, recordando que “el trabajo es una bendición, no una carga”, y que la verdadera riqueza no radica solo en el dinero, sino en “las relaciones que construyas, la gratitud de un cliente y la satisfacción de un trabajo bien hecho”. La satisfacción profesional y personal, apunta, no se mide por la cuenta bancaria, sino por el impacto positivo que se genera en la vida de los demás.
La amabilidad y el respeto hacia los demás son aspectos igualmente valorados por el decano. En una profesión tan competitiva, Ribón recuerda que “la humanidad se demuestra no en cómo tratamos a los iguales, sino en cómo tratamos a los que menos tienen”. Este respeto debe extenderse a todos, independientemente de su posición o circunstancias, pues la empatía y la humildad son cualidades esenciales en el ejercicio de la abogacía y en la vida.
El Decano también se refiere al sistema judicial, entendido como el pilar fundamental de la sociedad y la mejor herramienta que se ha creado para resolver disputas. “Defendedlo con orgullo”, reclama, alentando a los abogados a respetar siempre las reglas del juego, incluso cuando las decisiones no les sean favorables. Asimismo, recuerda que la reputación de un abogado se construye tanto en los tribunales como en su comunidad. Lo que piensen sus vecinos y allegados sobre su conducta será uno de los activos más valiosos en su carrera, lo que refuerza la importancia de actuar con rectitud tanto en la vida profesional como en la personal.
Por último, Ribón subraya la importancia de la constancia y la capacidad de adaptación a las sorpresas que la vida y la profesión traerán. “Las mayores alegrías vendrán de formas inesperadas”, concluye, instando a los letrados a disfrutar de cada pequeño éxito y a afrontar los desafíos con optimismo y una actitud constructiva.
Coraje y vocación
Por su parte, la vicedecana del ICAM, Isabel Winkels ha cerrado el acto animando a los nuevos letrados a reflexionar sobre el significado profundo del juramento realizado. “Este juramento que acabáis de realizar no es una mera formalidad. Hoy os habéis comprometido no solo con la Ley, sino con la Justicia, con la defensa de los derechos y libertades, y con la protección de los más vulnerables. Lo que habéis prometido hoy es mucho más que una fórmula; es una declaración de principios, un pacto con la sociedad y con vosotros mismos”.
La vicedecana madrileña ha puesto también en valor el carácter vocacional de la profesión, “ser abogado o abogada no es solo un trabajo; es una vocación”, y uno de los atributos más requeridos a la hora de ejercerla: el coraje. “Coraje para luchar por lo que es justo, incluso cuando el camino parece imposible. Coraje para defender lo que es correcto, aun cuando eso signifique ir contracorriente. Pero, sobre todo, coraje para ser fieles a vosotros mismos y a vuestros principios”.
Finalmente, Winkels ha plasmado en palabras el relevo generacional escenificado durante toda la ceremonia. “Sois la nueva generación que guiará esta profesión hacia nuevos horizontes. Con vuestras ideas, vuestra energía y vuestra visión del mundo, estáis destinados a dejar una huella indeleble. Aprovechad cada oportunidad, cada desafío. Aprended de cada error y celebrad cada triunfo. La Abogacía os exigirá mucho, pero os dará tanto más.”
La abogacía joven madrileña
Con más de 14.200 colegiados y colegiadas que no superan los 35 años de edad, el colectivo de la abogacía joven supone el 19% del censo actual del ICAM, integrado por más de 74.000 profesionales. Del total de profesionales jóvenes que forman parte del ICAM, el 56% está colegiado como ejerciente. Además, el 62% trabaja por cuenta ajena, mientras que uno de cada cuatro ejerce como abogado de empresa. En el último año, fueron cerca de 2.000 los abogados y abogadas jóvenes que se colegiaron en la corporación madrileña.