El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, aclaró ayer en una nota de prensa que “algunas actuaciones dilatorias de mala fe de algunos letrados, que perjudican el derecho a la justicia, no son prácticas generalizadas entre los abogados”.
Esta retractación se produce tras la carta enviada el pasado lunes al Defensor por parte del Decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid, Eugenio Ribón, solicitando una rectificación y trasladando la memoria anual de sus departamentos de Deontología y de Turno de Oficio que ponen de manifiesto la alta valoración de la ciudadanía sobre los servicios que prestan los profesionales, el escasísimo número de quejas que se reciben y la excepcionalidad de los casos de malas prácticas que suponen la apertura de expedientes deontológicos.
Ángel Gabilondo manifiesta en este nuevo comunicado enviado a los medios de comunicación “estar convencido de que la vinculación entre abogacía y dilaciones indebidas es la excepción, como también de que ningún colectivo, por prestigioso que este sea, es completamente inmune a comportamientos incorrectos” y recalca que en ningún modo considera que se trate de un “comportamiento habitual y generalizado de la abogacía”.