Comentario de César Pérez de Tudela, tras la muerte del abogado Indalecio Palacios

“Murió Inda. La muerte siempre está con nosotros”

En estos días de Semana Santa decenas de miles de personas han recorrido los caminos de las sierras y macizos montañosos. Los españoles se han hecho “senderistas”, es decir caminantes por parajes de montaña, los que antes de la moda se llamaban montañeros.

Nuestro amigo Indalecio Palacios Flores, un buen y concienzudo abogado del Ilustre Colegio de Madrid, era un montañero – senderista- muy aficionado a realizar marchas para evadirse de las preocupaciones de la vida, ver bonitos parajes, cansarse y vivir en el optimismo. Había participado en numerosas actividades organizadas por el ICAM, entre ellas distintas expediciones a las montañas de Bulgaria, Colombia, Islandia, Nepal, Kirguistán y otras muchas.

Indalecio  ha tenido la fatalidad de caerse, este pasado jueves santo, resbalando por una pendiente de barro y hojarasca en el descenso del pico Cullargayos de 1.390 m. en el espléndido Parque Natural de Redes, en Asturias, en el Concejo de Sobrescobio, más o menos en el sur oriental del Principado de Asturias.

Murió –deseo- sin apenas darse cuenta, no sobreviviendo a esos 250 metros de caída en la que debió golpearse con algún árbol o alguna piedra…

Descendiendo de la montaña camino del pueblo de Ladines, el colectivo “Pedriza y Amigos” del que Indalecio también formaba parte, se dividió en dos grupos,  y uno de ellos perdió el sendero y se interno en una ladera muy pendiente llena de barro y hojarasca. Al parecer Inda que iba en ese grupo se agarró a unas ramas, o arbustos que se rompieron, cayendo –según dicen- 250 metros y muriendo en el acto. Sus compañeros, del grupo  mencionado tuvieron que ser rescatados –izados al helicóptero- por los bomberos del Servicio de Emergencias de Asturias en distintos operativos.

Indalecio, Inda, fue desde que le conocí, un estupendo amigo y compañero de montañas, alegre y generoso. Con el ICAM, es decir con  estos ochenta, cien, o más compañeros que  acuden a las expediciones y actividades de montaña, y por supuesto conmigo que soy su promotor y de alguna forma su guía, estuvo en Bulgaria, en una inolvidable expedición en la que él llevó la música y el ritmo subiendo al Musalla y varias cimas más de los balcanes en inolvidable travesía. Recuerdo sus fotos espectaculares de Islandia, inmensos torrentes y geiseres, los templos y caminos de Nepal, fotografiando el Ama Dablam y el Everest, vadeando los ríos camino de la “ciudad perdida” en la sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, recorriendo el glaciar más largo de Asia, el Inelchek del Tien-Sham, en Kirguistán, aunque sobre todo recuerdo aquella “Marcha de los Abogados” por la Cuerda Larga de la sierra del Guadarrama, perdidos por la niebla entre la tormenta…

Inda necesitaba caminar, hacer ejercicio, hablar con los buenos amigos que se hacen en las largas jornadas  de peregrinación por las montañas.

Las fotos de Inda, muchas y siempre bien encuadradas, pronto empezaron a ser proverbiales y requeridas por todos en todas las numerosas salidas a las montañas.

Querido Inda, recibe nuestro homenaje, recordando tantos buenos momentos pasados contigo en las montañas de España y en muchas otras del mundo. Te estamos ya echando en falta…

 “La muerte es precisamente esa pendiente por la que tendremos que deslizarnos”

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