El decano, José María Alonso, intervino ayer en la presentación de la obra “De despacho competente a despacho competitivo: cuéntame cómo conseguirlo”, celebrada en la sede el Consejo General de la Abogacía, junto al autor Francesc Domínguez, y al presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentí Pich Rosell.
Alonso, que explicó que entiende la competitividad en términos de rentabilidad, se mostró satisfecho con las obligaciones de defensa de la competencia en el sector: “La Abogacía española está en los más altos niveles de nuestro entorno, debemos estar orgullosos”, declaró. Dentro de los aciertos de este buen rendimiento, Alonso señaló la contratación de talento joven atendiendo, junto a la valía académica, también a otros aspectos como el dominio de idiomas, las estancias en el extranjero o el interés en proyectos pro bono. También la decantación en especialidades y subespecialidades del Derecho.
El decano, consciente del perfil transversal que hoy en día buscan los despachos, insistió en la necesidad de una formación 360 grados, lamentando la batalla perdida del máster de acceso a la abogacía por parte de los Colegios frente a las Universidades. Para Alonso, la didáctica del máster puede adolecer de una orientación práctica que incluya, entre otras, habilidades de marketing, oratoria, gestión de despachos… todo aquello que, realmente, necesita manejar un abogado a la hora de desarrollar su carrera. “El paradigma ha cambiado, debemos hacer uso de toda herramienta que ayude a ser competitivo lo que, en definitiva, significa ser excelente”, explicó.
Pich, por su parte, puso el acento en la unidad de marca: “Parte del reto de la economía española reside en crear una cultura corporativa capaz de armar las distintas especialidades enviando un único mensaje”, señaló. Además, apuntó también a la responsabilidad empresarial y la necesidad de que todos los miembros pertenecientes a una empresa “interioricen los valores éticos de la misma”.
El libro de Domínguez, en forma de novela y que va ya por su segunda edición, relata las inquietudes de un asesor y ofrece las claves para resolverlas. “No me he guardado nada”, confesó el autor, recordando a los más pesimistas que los despachos no son sino una “suma de personas, y cada persona es única” por lo que, trabajando, es posible lograr diferenciarse en el mercado y destacar.