El Colegio acogió ayer el homenaje al jurista y profesor Francisco Tomas y Valiente, con motivo de que este año se conmemora el XX aniversario de su asesinato por parte de la banda terrorista ETA.
El salón de actos del edificio de Serrano 9 fue testigo del emotivo encuentro, en el que también tuvo lugar la presentación del libro “Una mirada valiente”, dirigido por José Manuel Gómez Bravo.
Con la participación de Juan Luis Cebrián, presidente del Grupo PRISA; Ana Tomás y Valiente, hija del homenajeado; Carmen Alborch, política, profesora y escritora; y Adela Asua, vicepresidenta del Tribunal Constitucional, el acto se abrió con las palabras de José Manuel Pradas, diputado bibliotecario de la Junta de Gobierno, que calificó a Tomás y Valiente como “representante de los juristas convencidos de que el Derecho no es un ser, sino un hacer. Llamamos a los neófitos de la profesión a que nunca den por sentada la determinada aplicación de una norma, ni la doctrina jurisprudencial que haya generado, recordando la frase del Decano Pedrol: «detrás de cada cambio doctrinal del Tribunal Supremo se encuentra el trabajo y el genio creador de un ilustre letrado»”.
Además, Pradas quiso compartir con los asistentes la dedicatoria que Tomas y Valiente escribió a una abogada años atrás y que rezaba: “el abogado es capaz de conjurar la defensa de los indefensos con la poesía de los justos”.
Seguidamente tomó la palabra Juan Luis Cebrián quien señaló que “Tomás y Valiente era un hombre de la ilustración; además de jurista era un historiador” y lo calificó como “una figura irrepetible en la lucha contra la violencia como enemigo fundamental de la convivencia, alguien que entendía que son verdades parciales las que construyen la auténtica realidad”.
En este sentido, el también académico de la Lengua explicó que la obra de Valiente desprende una lección sobre la necesidad del reformismo: “si no hay reformas políticas el sistema no prevalece y no sobrevive”.
La hija del magistrado, Ana Tomás y Valiente lamentó los 20 años transcurridos sin su padre y reconoció que aunque no puede saber lo que pensaría él en la actualidad, intuye que “le disgustaría profundamente la falta de rigor de los líderes políticos a los procesos en marcha en base a lo emocional”.
El director de la obra homenaje, José Manuel Gómez Bravo, explicó que “Tomás y Valiente pertenece a la categoría de seres horizonte que representaron la Transición, un hombre necesario ayer y hoy para España. La obra trata de ser un sincero homenaje a Tomás, un modelo ético y que en su compromiso sabía que era diferente el silencio al olvido”.
Carmen Alborch, ministra de Cultura durante el último gobierno de Felipe González, reconoció que su día más difícil como política fue el día que mataron a Paco: “Teníamos un acto con Adolfo Marsillach y recuerdo que al conocer la noticia estábamos sentados en una mesa en el escenario y nos pusimos a llorar. Ese día Felipe González estaba destrozado y no acudió a los actos programados. Los Goya también recordaron a Tomás y Valiente y a partir de ese momento la gente se volcó contra el terrorismo”.
El acto finalizó con la intervención de Adela Asua, vicepresidenta del Tribunal Constitucional, puso en valor a Valiente como “un historiador cuyo manual se manejaba por los estudiantes de Derecho y era especialmente sensible a la cuestión autonómica”. Asua también confesó que el cuadro de Tomás y Valiente preside la sala de plenos del Tribunal Constitucional y “es inevitable, en medio de los extensos debates que se llevan a cabo en la sala, mirar el cuadro y pensar cuáles serían sus propuestas y reflexiones sobre esos temas”.