El Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid celebró ayer un emotivo homenaje al Decano emérito Luis Martí Mingarro, con motivo de la publicación de su último libro, Estudios sobre Derecho, Cultura y Justicia, una obra que, como destacó el Decano Eugenio Ribón, “es mucho más que un compendio de ensayos: es el reflejo de una vida dedicada al estudio, al servicio público y a la defensa de la justicia desde el humanismo y la razón crítica”.
El acto, que tuvo lugar en el patio del ICAM, congregó a numerosos compañeros, amigos y personalidades del mundo jurídico y académico que quisieron acompañar a Luis Martí Mingarro en este merecido reconocimiento. La presentación estuvo a cargo del Decano Eugenio Ribón y de la Decana emérita Sonia Gumpert, y contó con las intervenciones de Eduardo Torres-Dulce, fiscal general del Estado entre 2011 y 2014, y Cristina Retana, directora de Contenidos e Innovación en Aranzadi-La Ley, coeditora de la obra.

El Decano Eugenio Ribón recordó que Martí Mingarro ha sido “un abogado ejemplar, presidente durante quince años de la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados, académico, catedrático y defensor incansable del Estado de derecho”. Destacó también su defensa del papel esencial de la abogacía: “En cualquier meridiano, en cualquier latitud de Occidente, sin el abogado no hay juicio justo, ni proceso debido, ni presunción de inocencia”, citó, recuperando una de las convicciones más firmes de Luis Martí.
Por su parte, Sonia Gumpert hizo un recorrido por la trayectoria de quien definió como “el balón de oro de los decanos”, resaltando su firmeza y elegancia en la defensa del Colegio y de la profesión, así como su generosidad intelectual y humana. “Luis no solo nos ha dado lo que tiene, sino que posiblemente nos ha dado lo que más quería”, afirmó emocionada. También recordó su legado material, como los estatutos del Colegio o la donación de más de 3.000 libros a la Biblioteca del ICAM, y su legado inmaterial: la amistad y los sabios consejos que brindó a todos los que le rodearon.

Eduardo Torres-Dulce, amigo personal de Martí Mingarro, ofreció una intervención especialmente cercana y elogió la obra presentada como “el producto de tu vida, de tu profesión y de tu pasión por el Derecho y por tantas otras cosas”. Definió a Martí Mingarro como “un jurista justo, libre y culto” y lo comparó con Cicerón, aludiendo a su inagotable compromiso con la libertad, la justicia y el derecho de defensa. “Sin Derecho de Defensa no hay justicia, no hay Estado de Derecho, no hay convivencia ni pacto social”, subrayó.
Luis Martí Mingarro, visiblemente emocionado, agradeció a los presentes con la humildad que le caracteriza. “He tenido una vida en la que todo han sido privilegios: el privilegio de mi familia, el privilegio de haber estudiado abogacía, de haber aprendido de maestros excepcionales y de haber sentido desde el principio que el Derecho es libertad”, confesó. Recordó sus inicios, la influencia de grandes figuras como Jaime Guasp y Antonio Pedrol, y repasó su trayectoria vinculada siempre al compromiso con la abogacía, el espacio jurídico iberoamericano y la defensa de los derechos fundamentales. “Ser abogado es un inmenso honor, sobre todo cuando, en la noche oscura, estamos preparando la vista del día siguiente pensando en cómo convencer al juez de que nuestro cliente es quien pide justicia”, concluyó.
El homenaje fue, ante todo, una celebración del legado intelectual y humano de un maestro cuya vida ha sido un ejemplo de dedicación a la profesión y a la sociedad. Como expresó el Decano Eugenio Ribón en su discurso, “Luis nos recuerda que la abogacía es mucho más que una profesión: es una misión al servicio de la justicia y de la libertad”.

