El Salón de Actos del ICAM ha acogido esta tarde una jornada de debate sobre una de las cuestiones que mayor polémica generan dentro del mundo digital: los vehículos autónomos (denominados AV, por sus siglas en inglés) y la problemática de su regulación.
De la mano de su sección de Robótica, Inteligencia Artificial y Realidad Virtual y Aumentada, presidida por Santiago Mediano, que se encargó de moderar el evento, el Colegio abrió un foro de discusión con los ponentes Juan José Arriola Ballesteros, Jefe de Área de Vigilancia de la Subdirección General de Gestión de la Movilidad de la DGT; y Arturo Pérez de Lucía González, CEO de AEDIVE (clúster de mercado para los vehículos eléctricos) para dilucidar sobre los retos que pone sobre la mesa la conducción automatizada, una cuestión sobre la que todavía no existe un consenso dentro de Europa pero que va mucho más allá del ámbito supranacional pues, como apuntó Pérez de Lucía, “la movilidad no tiene fronteras”.
Uno de los puntos sobre el que insistieron los ponentes es la dimensión actual de los AV. “La gente piensa que estamos hablando de algo a años luz pero en Europa ya es una realidad”, explicaba Pérez de Lucía, indicando que “el futuro de la movilidad pasa por los AV, sin ninguna duda”. De hecho, “Cataluña prevé tener un modelo operativo para el próximo 2020”, expuso el ponente.
Retos inmediatos
El CEO circunscribió la problemática legal a 4 retos inmediatos: la cuestión del tratamiento de información y de datos, la necesidad de “homogeneizar y compatibilizar el marco regulatorio de todos los países”, el problema que se plantea respecto a la responsabilidad a nivel de seguros y la sustitución de empleos por tecnologías. En cuanto a este último punto, Pérez de Lucía considera fundamental una transformación “en la formación, en la manera de entender las nuevas tecnologías, y en la inversión en I+D”, concluyendo que “un sistema de conducción que supone desprenderse del volante implicará sin duda una serie de retos a nivel legislativo que deberemos solventar”.
En este sentido, para Arriola el principal problema reside en el propio sistema de producción normativa de los países continentales: “impone una rigidez que no permite cambiar la Ley rápidamente”, condenándola inevitablemente a quedar desfasada o insuficiente pues, “nadie puede predecir cómo evolucionará la tecnología, qué cambios va a implicar”, sostuvo el ponente. Además, Arriola considera que la mayor dificultad está “en la hibridización”, una especie de nivel en el que no queda claro quién es responsable, “nosotros recomendamos que sea o la persona o la máquina, pero no los dos a la vez, ahí es donde está el riesgo para la seguridad vial”, defendió.
Sin embargo, como explicaron los intervinientes a lo largo de la jornada, y aunque, en palabras de Arriola, “el vehículo automatizado va a sustituir al humano como protagonista de la movilidad”, aún estamos lejos de “automatizar todo, de que el responsable último sea el software, pues la decisión última en la tarea estratégica de la conducción estará dirigida siempre por un ser humano”. A esto se une la “naturaleza infractora” de las personas en materia de tráfico, por eso para que los AV puedan funcionar a día de hoy, “habrá que inyectar algo de 'metodología humana', al menos mientras no todos los conductores sean Robots” apostilló Arriola, aconsejando entre tanto para desarrollar la normativa “ir aprendiendo con los desarrolladores sin quedarnos en sistemas intermedios”.
De acuerdo a los datos aportados por Pérez de Lucía, España tiene 30 millones de vehículos de los que menos de un millón tienen incorporado algún sistema de automatización. “¿Cuándo podremos tener un parque automovilístico perfecta y totalmente autónomo, capaz de interactuar y ser eficiente?”. Esa es la siguiente cuestión a resolver.