“Durante los próximos 5 años el mundo va a cambiar tanto como en los últimos 5.000”. Con esta afirmación se iniciaba ayer en el Colegio la jornada organizada por la Sección de Robótica, IA y realidad virtual aumentada, en la que los expertos de la mesa se esforzaron por dibujar qué retos nos depara el futuro y cómo se preparan los mercados internacionales para los cambios en los modelos productivos por impacto del avance en la robótica.
Santiago Mediano, presidente de la Sección, fue el encargado de moderar este evento “impactante”, en la línea de las expectativas y objetivos de la sección: abordar las novedades legislativas en la materia y cuestiones que las tecnologías disruptivas están trayendo al tapete social.
Así, intervinieron como ponentes Manuel Fuertes, ingeniero y experto en transferencia tecnológica asesor senior en Oxentia; y las investigadoras del proyecto Inclusive Robotics for a Better Society (INBOTS) del equipo en la UCM, Amparo Grau y Yolanda Sánchez-Urán.
Cambio en el modelo de negocio
Fuertes se centró en los numerosos cambios que los próximos años depararán a la humanidad prácticamente en todos los ámbitos: el consumo, la salud, el turismo, el ocio… El ingeniero apuntó que “para el 2020 la clase media de la UE será similar en magnitud a la de la India, y Asia ocupará una cuota del 70% de la clase media mundial”, de forma que ya muchas empresas “no tienen su mercado principal en Europa”.
Además, “gracias a la impresión 3D el consumidor se convierte en productor” cambiando completamente el modelo de negocio de infinidad de empresas. Sin embargo, asumidos los importantes retos éticos que puede plantear la irrupción de la robótica, “nos espera un futuro lleno de abundancia en todos los aspectos. Cuando seamos capaces de poner carne sintética en la mesa estaremos más cerca de acabar con el hambre”, añadió.
La aportación jurídica
Seguidamente intervinieron Grau y Sánchez-Urán, a las que la Comisión Europea ha encargado el Libro Blanco de la Regulación de la Robótica interactiva en la Unión.
Para Yolanda Sánchez-Urán el debate debe situarse a corto plazo, “olvidándonos de temas como la personalidad electrónica del robot, lo importante es plantear qué podemos aportar los juristas en el periodo actual de transición en que nos encontramos, pues la sociedad necesita una respuesta del mundo jurídico”.
Respecto a su incidencia en el mundo laboral, la catedrática apuntó que el sujeto del derecho del trabajo seguirá siendo el ser humano “nunca podrá serlo un robot, tenga poca o mucha inteligencia artificial, pues le falta el elemento clave de la voluntariedad que le impide ser sujeto de derechos y obligaciones” sin embargo “otra cosa es que se le pueda dotar de cierto status laboral” declaró.
Por su parte, Amparo Grau encargada de los aspectos jurídicos, éticos y socioeconómicos del libro blanco, recordó que la falta de personalidad jurídica (caso de los robots), no es óbice para que exista obligación tributaria, por ello, vistas las previsiones de impacto en el ámbito laboral, “el sistema tributario tendrá que ayudar a la movilidad y formación de los trabajadores, a través de incentivos fiscales”. De acuerdo a la investigadora “hay mucho camino por recorrer y tenemos que estar preparados”.