La ceremonia de entrega de los III Premios Confilegal, que reconocen la labor de personalidades y organizaciones del mundo de la Justicia, se celebró ayer en el Hotel Westin Palace distinguiendo a los magistrados del Tribunal Supremo que han juzgado el caso del procésVicente Magro, Milagros Calvo y José Manuel SieirBeatriz Martínez-FaleroMaría Emilia Adán.
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Asimismo, el decano del Colegio José María Alonso entregó el galardón a título póstumo en reconocimiento a su trayectoria a Juan Picón (cuyo premio fue recogido por su hijo Carlos) y a Gonzalo Jiménez-Blanco (recogido por su hijo Gonzalo).
En su discurso de entrega, Alonso quiso recordar la figura de Picón, destacando su “capacidad de trabajo fuera de lo normal” y su “verdadera atracción y pasión por el mundo del Derecho, que le corría por las venas”.
El decano, haciendo gala del nombre del galardón que estaba entregando, destacó la trayectoria Picón asegurando que “elevó el nivel de la Abogacía madrileña hasta cotas importantísimas, al convertirse en el primer español en asumir la presidencia de un despacho anglosajón, DLA Piper”, motivo por el cual desde el Colegio de Abogados de Madrid se propuso al Ministerio de Justicia la concesión a título póstumo de la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort: “Es un reconocimiento que, sin duda, merecía”, concluyó.
Sobre Gonzalo Jiménez- Blanco, “uno de los grandes abogados españoles de las últimas dos décadas” en palabras del decano, Alonso destacó su capacidad “tanto de cerrar una operación como de gestionar un arbitraje con éxito, donde alcanzó una posición de reconocido prestigio en el sector”.
José María Alonso recordó que el ICAM le había nombrado colegiado de honor en el año 2017 y concluyó un emotivo discurso asegurando que Jiménez Blanco fue “un abogado total” y haciendo hincapié en su “personalidad única por su talla intelectual y humana y su trato entrañable, cautivador y sin estridencias”.
Fuente: Amapola