Crónica de César Pérez de Tudela sobre la expedición a Mongolia: Muy variada, amena y grandiosa

Me costó mucho trabajo y gestiones poner en marcha la expedición del Ilustre Colegio a Mongolia, que como todas las anteriores, desde enero de 1997, siempre llevan implícito subir a una montaña como objetivo fundamental, en este caso el Malchin, una montaña significada (una de las más alta de la cordillera de Altai, pero asequible a personas deportistas con más o menos experiencia montañera…) Después del esfuerzo, la enseñanza y la belleza de la cumbre vienen días más cómodos para visitar el país y conocer sus usos y cultura…

Y en esta expedición  más del 50%  de sus participantes alcanzó la cima, con evidente esfuerzo, pero con esa recompensa indefinible que comporta haberlo conseguido. Las experiencias vividas han sido muchas, desde el principio del viaje, vuelos interiores, recorridos emocionantes en vehículos TT por las extraordinarias estepas mongolas… Dormir en tiendas de campaña… Verse acompañado por caravanas de camellos y caballos, viendo a los famosas yaks, y a las marmotas o a los búfalos de largo pelo, como los almizclados del ártico. Hemos dormido en “yurtas” con las mayores comodidades que en hoteles de 4 o 5 estrellas y hemos comido alimentos estupendos en improvisados campamentos al aire libre…

Los 30 participantes han tenido un comportamiento positivo, alegre, optimista y solidario, como requieren este tipo de viajes-expediciones de aventura, en la que hay que saber superar las deficiencias (en esta expedición no las ha habido) ayudándonos unos a otros…  viendo soluciones sin plantear problemas…

Hemos recorrido parte del inmenso país (tres veces España) desde los territorios montañosos del oeste (raza de kazajcos) hasta la Mongolia central con las dunas del Desierto de Gobbi, y algunas carreteras, sin olvidar la única ciudad (Ulaanbaator) la capital con altos y modernos edificios…

Un éxito que será difícil de superar en el  futuro. Gracias a todos por la confianza.

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