La conciliación de la vida laboral y familiar, un reto de nuestro tiempo y que afecta especialmente a la Abogacía, fue el tema tratado anoche en una jornada organizada por la Agrupación de Jóvenes Abogados de Madrid.
El diputado de la Junta de Gobierno responsable de Comunicación y vocal de AJA, Juan Gonzalo Ospina, abrió el acto celebrando ocasiones como ésta en las que “el Colegio y la profesión se hacen cercanas”.
Alberto Cabello, presidente de AJA Madrid, también asistió a la jornada junto a la vicepresidenta II de la Agrupación, Ana Puerto, que fue la encargada de moderar el debate.
Formaban mesa el abogado Ignacio Gomá, de la Fundación Hay Derecho; Javier Aranda, presidente de SAICO; y Helen Caballero, directora de Recursos Humanos en Baker and Mckenzie.
Puerto avivaba el debate desde el primer minuto, lanzando el interrogante que resume la cuestión: “¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?”.
Cambio de cultura
La crisis y la competitividad en el sector son factores a tener en cuenta, pero los ponentes coincidieron en que el principal problema está en la necesidad de un cambio de cultura, que actualmente está “orientada hacia el presencialismo y no hacia los resultados”, apuntaba Caballero.
En este sentido, el lado positivo reside en que las nuevas generaciones están mucho más concienciadas con la conciliación: “Es inevitable avanzar hacia ella”, declaraba Gomá, añadiendo que “bien harían los despachos en asimilar que esto ya está ocurriendo” ya que el salto generacional implica una hornada de trabajadores que valora el tiempo libre, la dedicación familiar, y que los demanda como derechos propios.
De izq. a dcha: Ignacio Gomá, Helen Caballero, Ana Puerto y Javier Aranda
De acuerdo con Caballero, “los millenials vienen con una gran demanda de respeto a su vida”, por eso, “para retener el talento, hay que trabajar en la flexibilización”, señalaba la directora de Recursos Humanos.
Mejoras legislativas
El sector de la Abogacía padece una situación especialmente precaria en temas de conciliación, tal y como relató Aranda, ya que es una actividad en la que “suceden cosas impensables en otras profesiones, la figura del abogado está mal entendida”. Por eso es necesario un cambio de mentalidad, empezando por reducir la orientación 24/7 al cliente.
Por lo que respecta a la norma, “la ley no le dedica demasiado”, explicaba Aranda, mencionando los artículos 183 y 188 de la LEC que establecen los supuestos para poder solicitar la suspensión de una vista, aunque “la cobertura legal de poco sirve si su aplicación es aún peor”. Para el letrado, “hay que avanzar en todo el proceso” yendo mucho más allá de las celebraciones de vista, y el cambio “sólo llega a través de reformas legislativas”.
Caballero, que aportaba la perspectiva de los grandes despachos, reconoció la necesidad de “ser más razonables en la carga de trabajo y los horarios”, empezando por los directivos, que son quienes siembran ejemplo.