El Colegio homenajeaba ayer en los Teatros del Canal a cerca de 300 abogados madrileños que cumplían 60, 50 y 25 años de colegiación en un “acto íntimo y entrañable” que será “un recuerdo imborrable de su acceso a la profesión más bonita del mundo”, en palabras de la decana Sonia Gumpert.
“Quienes celebran los 25, 50 y 60 años de profesión configuran el retrato de lo que hoy es nuestro Colegio, 420 años después de su fundación”, dijo Sonia Gumpert. Un Colegio “sólido, fuerte, diverso, pareciera que casi eterno y por otro lado y al mismo tiempo, un Colegio ágil, moderno, abierto a la sociedad y a las tecnologías”, subrayó la decana.
Esta ceremonia, a la que asistieron más de 800 personas, comenzó con un minuto de silencio en recuerdo de Ignacio Echeverría, víctima de los atentados de Londres que, como destacó la decana, “dio heroicamente su vida en defensa de otra vida y, por tanto, de nuestra sociedad”. Ignacio Echeverría será nombrado Colegiado de Honor de la institución.
Los nuevos letrados que se inician en la profesión juraron la Constitución acompañados de sus padrinos y la diputada y secretaria de la Junta de Gobierno del Colegio, Carmen Pérez Andújar, conductora del evento, dio paso al vídeo conmemorativo que se ha realizado para homenajear a quienes se colegiaron hace 25, 50 y 60 años.
25, 50 y 60 años de Colegiación
Un total de 330 letrados recibieron un diploma honorífico para conmemorar sus bodas de plata en el Colegio y, fueron representados por el abogado Ignacio de Luis, quien recordó las máximas del buen letrado establecidas ya en la antigua Grecia: “la pureza, la sencillez y la claridad” y animó a las nuevas generaciones de abogados que inician su andadura profesional.
Otros 26 abogados veteranos fueron homenajeados por cumplir 50 años de colegiación, “la mitad de un siglo, más de la mitad de una vida en la que hemos luchado y hemos aprendido”, como señalaba Juan Antonio Sagardoy en nombre de sus compañeros. Sagardoy recordó a sus compañeros que “nuestra responsabilidad es asegurar nuestro legado a las generaciones venideras” e hizo hincapié en lo que ha significado para él la profesión: “ser abogado es un orgullo y ser abogado 50 años, un privilegio”.
Además, dos abogados de 84 y 96 años recibieron la ovación de todos los asistentes cuando subieron al escenario para ser reconocidos por sus 60 años al servicio de la profesión.
Colegiados de Honor
A continuación se hizo entrega de las distinciones de Colegiados de Honor a Carlos Slepoy y Gonzalo Jiménez-Blanco. En el caso de Slepoy, fallecido el pasado mes de abril en Madrid, la decana Sonia Gumpert entregó el reconocimiento a título póstumo a sus tres hijos como “un tributo a su persona y a su trayectoria”.
Carlos Slepoy, “que enarboló la justicia universal como bandera de los derechos humanos”, como dijo una de sus hijas, “no dejaba de pelear ni por las causas aparentemente perdidas”. Su legado, afirmó Gumpert, nos hace ver que la abogacía “no es sólo una profesión, sino un compromiso con las personas más débiles, una herramienta para transformar y mejorar nuestras sociedades”.
El diputado Javier Íscar fue el encargado de leer la laudatio de Gonzalo Jiménez-Blanco, un jurista que forma parte de ese “puñado de escogidos que construyen cada día y sin desmayo los cimientos de la nueva fábrica de nuestra grandeza jurídica, política y cívica”. Su hijo, que recogió en su nombre el diploma y la medalla acreditativos, agradeció la distinción “porque supone el reconocimiento de tus compañeros, que es lo mejor que se puede obtener”.
La decana Sonia Gumpert fue la encargada de clausurar el acto, donde anunció el propósito de la Junta de Gobierno de hacer de este acto una cita anual para rendir a los compañeros y compañeras “el homenaje que merecen” y agradeció a los patrocinadores, Santander Justicia y Lefevre-El Derecho, su participación en este acto.